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100 sesiones de entrenamiento minimalista (Segunda parte)

A partir de haber alcanzado los diez kilómetros participar en carreras populares de forma frecuente fue la mejor manera de aportar calidad a la transición al minimalismo

Una vez rebasados los cinco kilómetros la transición al minimalismo se animó con sesiones que dejaron de ser mínimas. Había estado corriendo de forma casi diaria durante esta parte de la introducción a la nueva forma de correr y la adaptación tanto a la técnica como al nuevo tipo de calzado fue muy armoniosa. Corría ligero, sin ningún tipo de molestias tanto en piernas como en los pies y ya comenzaba a no estar pendiente de la novedad. Estaba interiorizando la técnica que se convirtió en hábito. Lo que resultaba un tanto molesto era al levantarme por las mañanas porque sentía los pies como si me los hubiesen desmontado pero a los pocos minutos todas las molestias habían desaparecido.
Es necesario tener en cuenta que todas las tensiones que anteriormente se transmitían a la amortiguación de la zapatilla y de ahí al resto de las piernas se concentraban ahora exclusivamente en la parte delantera del pie en ese mecanismo que es el arco del pie con base en los metatarsos. Con esos dolores matinales asistía a la tansformación y fortalecimiento progresivo de mis pies que notaba como se endurecían y tendían a ensancharse por la parte delantera.
Por entonces los dolores de rodilla ya habían desaparecido completamente a pesar de salir a correr todos los días a ritmos bastante ligeros. Quedaba la duda de saber si con distancias más largas se reproducirían de nuevo las molestias.

Una vez superados los cinco kilómetros me sentí además con ganas de comenzar a participar en alguna competición. Las carreras a las que pretendía asistir eran cortas de menos de esa distancia a ser posible. Así que me estrené en casa en una carrera pequeña que organiza mi club, una milla en la semana deportiva. Corríamos en el tartán de la pista de atletismo,para mí un terreno inédito con las sandalias que evidentemente resultaba muy cómodo. Lo mejor de todo es que al estar entre amigos la primera competición se hizo más amable respecto a mí aparición con mis huaraches pies sucios. Hice una buena carrera y a todos mis colegas les quedó claro que con semejante calzado se podía correr perfectamente.
Correr por el tartán con los huaraches fue toda una gozosa experiencia

Continué la progresión en distancia de tal forma que a partir de ese momento añadía doscientos metros cada sesión en vez de los cien anteriores. Mantuve los entrenamientos diarios y aunque el kilometraje acumulado comenzaba a ser importante las piernas no se me cargaban lo más mínimo y tampoco tenía "recuerdos" de los antiguos dolores. Poco a poco comencé a correr por superficies más complicadas, como caminos de tierra y roca con bastantes piedras. Al principio tenía que ir con mucho cuidado porque enseguida se me cargaban los pies de tensión y dolor por pisar las piedras pero día a día las plantas se me iban fortaleciendo con lo que mostraba mucha mayor tolerancia a estas. Si no abusaba de este tipo de terrenos notaba que esas superficies suponían una especie de masaje intenso y fortalecedor. Sin embargo si hacía mucho más de lo que estaba acostumbrado el dolor podía llegar a resultar agotador. Lo tranquilizador es que este tipo de dolores no se alargaba mas de alguna hora y al día siguiente habían desaparecido.

Cuando rebasé la barrera de los diez kilómetros comencé a participar de pleno en competiciones populares por multitud de localidades de Valencia y Castellón. Mi primera carrera popular concurrida fue la Volta a Peu de Almusafes donde además me pude encontrar con amigos del foro (Ángel y Jordi) lo que seguramente sería una de las concentraciones de corredores minimalistas más grande en un carrera de ese estilo :). Con esta carrera y los entrenamientos de esos días inicié además este blog como una forma de hacer más lúdica la transición. A su vez las carreras en las que participaba me servían como entrenamientos de calidad permiténdome que en las salidas entre semanas fuesen más relajadas.
Fue muy satisfactorio poder compartir las competiciones con compañeros del foro de minimalismo .

Desde los diez kilómetros cambiaron varias cosas. Por una parte el incremento entre cada salida en mi progresión paso de dos a trescientos metros. Por otro lado ya no salía a correr todos los días porque los kilómetros que se acumulaban ya podían resultar contraproducentes con esa frecuencia. Comencé a usar de forma complementaria a los huaraches de pies sucios otro modelo más adaptado a condiciones de humedad y de relieve accidentado, así que encargue el modelo Leadville de la marca Luna Sandals.  Esta decisión vino a partir de una salida un día de lluvia en que perdí completamente la tracción con los huaraches que tenían una base de piel lo que produjo que en esas condiciones los pies resbalasen sobre los mismos. Las luna que adquirí, por una parte mantenían una mayor adherencia entre el pie y la sandalia y al ser unos cuantos milímetros más gruesas me protegían más de las piedras puntiagudas en los caminos. Sin embargo, más avanzado el verano me encontraría en la situación de que cuando el sudor era muy abundante daba igual los huaraches que utilizase porque todos resbalaban por lo que tuve que comenzar a usar calcetines de dedos para mantener la tracción necesaria. En más de una ocasión tuve que descalzarme para incluso poder andar al tener toda la sandalia inundada de sudor. Recuerdo una carrera, la volta a peu al Puerto de Sagunto de cinco kilómetros, que cuando iba por el kilómetro cinco comenzaron a resbalarme los pies sobre las sandalias y del puesto veintitantos que iba aproximadamente pasé casi al cien en poco más de dos kilómetros. A partir de dicha competición a todas las que acudí ya fue con sandalias y calcetines que aunque estéticamente no era muy interesante, en la práctica fue la solución a esos problemas.
Correr por terrenos diferentes es la mejor forma de fortalecer los pies

Así, durante varias semanas ya entrados en pleno verano mantuve la pauta de hacer entrenamientos suaves y  competir el fin de semana. La progresión de mis ritmos se desarrollaba de forma espontánea, alcanzando puestos entre las primeras decenas de corredores que llegaban a meta sólo siguiendo la evolución natural que mi cuerpo me iba pidiendo. En ninguna de estas competiciones acabé con molestias musculares, sobrecargas ni indicio de estar forzando mis piernas, a pesar de la situación tan delicada de la que partía hacía pocos meses.

En esos días tuve la oportunidad de disfrutar de largos entrenamientos por la naturaleza al lado del mar que en su momento relaté en este blog. Estos recorridos según el relieve y la superficie que tuviesen podían resultar de lo más relajados a lo más agotadores. Cuando coincidía un circuito de perfil abrupto y con una superficie descarnada de rocas y piedras en gran parte del recorrido, llegaba a casa con los pies doloridos y las piernas tensas. Lo satisfactorio es que al día siguiente no quedaba huella alguna de dicho sufrimiento y sí la sensación de que me había fortalecido un poco más.

A partir de los quince kilómetros la progresión ha sido más rápida entre sesiones (400 metros) pero más lenta en el tiempo. Entre la vacaciones y el inicio del curso se han espaciado los entrenamientos, aunque ya estoy a una sola sesión de llegar por fin a los 20 kilómetros con la intención de correr mi primera media maratón minimalista en breve.

En estos momentos, aunque no he terminado la transición, que daré por madurada este invierno cuando corra en diciembre la maratón de Castellón, siento que el correr natural, con calzado minimalista, ya es algo definitivo en mi vida. Poder correr una media maratón con la certeza de que haré un buen tiempo para mi categoría (Veterano B, o C según quién me mire XD) y la seguridad de que cuando termine lo único que me dolerá será la sensación que a lo mejor aún podría haber corrido más deprisa. Seguramente seguiré explorando mejorar la técnica del apoyo sobre metatarsos, de la cadencia rápida y mantener el centro de gravedad equilibrado con las piernas..., de buscar todo aquello que me ayude a correr más y mejor sin agobios, pero sobre todo con la idea de que no hay que tener prejuicios ni dar nada por sentado cuando nos comunicamos con nuestro cuerpo. Si algo no va bien hay que cambiarlo y que al final, lo más sencillo puede ser lo mejor.

100 sesiones de entrenamiento minimalista (Segunda parte) 100 sesiones de entrenamiento minimalista (Segunda parte) Reviewed by evocion on septiembre 28, 2012 Rating: 5

1 comentario

  1. Me ha impactado tu diario. Yo tengo condromalacia en ambas rodillas (aún no diagnosticada porque los ritmos de la seguridad social son los que son) y me has animado a probar . Curiosamente además estuve haciendo fotos en la maraton de Badajoz de este año, y me llamó la atención un corredor que iba descalzo. Viendo la foto he comprobado que eras tú. Vaya casualidad
    https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10202356656571595&set=a.10202356345803826.1073741833.1047827873&type=3&theater
    Un saludo

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