Circuito playa de Peñíscola

En verano la costa se convierte en el lugar de atracción estrella, también de los corredores. Las playas y sus paseos se convierten en el punto de encuentro humano para el disfrute, tomar el sol, bañarse, jugar, correr... Paseos repletos de paseantes, caminantes, gente que mira, piensa, bebe, come e incluso corre. Por eso es tan entretenido salir a correr en verano por las playas, porque toda la vida se concentra en ellas, además en su vertiente más lúdica, más placentera.

Por ello tampoco tiene mucho sentido acelerarse, tensarse, extremar el ritmo, los objetivos, los tiempos. El goce de correr en estas circunstancias está en el mirar, en oler, impregnarse del ambiente y disfrutar de la vida y la actividad circundante. Es preciso parar, cambiar el ritmo, caminar, correr, trotar. Es un correr que evoluciona con el ritmo de la vida en un lugar que rebosa de ella. El corredor será siempre mirado con simpatía cuando se adapte a este ritmo porque enriquecerá ese mundo compartido.

En la playa de Peñíscola encontramos estas circunstancias sumadas a las peculiaridades de un larguísimo paseo con gran variedad en sus características. El paisaje monumental guía el camino y le da excelencia y épica. Los artistas de arena le dan sensibilidad y los tirititeros alegría. Correr en verano por un paseo marítimo es el entrenamiento más relajante y a la vez más ameno. Eso sí, no hay que olvidar que el resto suelen ir más despacio :).