Correr descalzo por los bosques de Finlandia

Correr descalzo por los bosques de Finlandia es todo un placer  

Tengo un vínculo especial con Finlandia. Hace catorce años, pasé seis meses allí en el tiempo más frío del año y desde entonces, he vuelto muchas veces y los amigos que hice allí también me han visitado en España en numerosas ocasiones. No tengo ninguna duda de que si tuviese que elegir un segundo país en el que vivir este sería el elegido.

Caminos dulces que no deseas que se terminen

El caso es que he tenido la suerte de pasar estos últimos cinco días en aquella tierra tan intensa como hermosa y después de muchos años he vuelto para correr descalzo por sus bosques interminables. Esto era algo que intuía que iba a ser una buena experiencia pero al final ha sido mucho mejor. Tener la oportunidad de correr por caminos y senderos al lado de hermosos lagos, en medio de bosques que se prolongan más allá de lo imaginable es algo que siento como un gran regalo. Además con la facilidad de tener todo esto a la mínima distancia de donde vivas.

Una vez te introduces en el bosque tus pies, tu mirada, tu olfato se funden en esa masa arbórea, en la tierra mullida con grandes piedras y raíces por las que vas saltando sin problema. Y sigues corriendo y no querrías irte nunca de allí por el placer que suponer para todos los sentidos, en especial para el tacto. Los kilómetros se suceden sin apenas sentirlos y la hora de volver la vives como el fin de una fiesta de las buenas.



Ya desde España, tengo claro que correr en Finlandia es una pasada y hacerlo descalzo, un auténtico éxtasis. Ya estoy deseando volver.