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El corredor viajero. Vía verde de Ojos Negros. Caudiel - Barracas - Albentosa

 

Sorpresas navideñas en las trincheras camino de Barracas

El corredor viajero. Vía verde de Ojos Negros. Caudiel - Barracas - Albentosa (42 kms)


En este post describiré dos etapas que hice en los días 25 y 26 de diciembre. El 25 entre Caudiel y Barracas y el 26 entre Barracas y Albentosa. Los pongo juntos porque fueron los días más duros del recorrido, fundamentalmente por el fuerte aire y las bajas temperaturas de esos dos días y además el recorrido fue relativamente parecido.

El día 25 salí de Caudiel atravesando el túnel que estaba en el mismo casco urbano de la población. Fue una mañana bastante fría y sobre todo lo que marco el trayecto fue un aire de cara bastante importante que que se unía a que prácticamente todo el trayecto fue de ascenso. Como inicio del día de Navidad tras una cena de Nochebuena resultaba un tanto tremendo.

Pero el camino resultaba muy prometedor ya cercano a su final en el vertiente valenciana. Salíamos ya de la vega del Palancia y el paisaje era mucho más austero. Los campos de secano y zonas de monte bajo dominaban el panorama. Me crucé algunos ciclistas, pocos, que parecían querer quemar el exceso de calorías nocturnos más que recorrer la vía, pues se les veía con una actitud muy contemplativa ante el recorrido.

Estación abandonada de Masía del Ragudo

Los primeros kilómetros discurrían de forma bastante monótona con algún aliciente, como belenes improvisados en casetas de guardagujas o excavados en las trincheras de piedra.

La carretera quedaba lejos y el silencio y la soledad eran la pauta en la mayor parte de los kilómetros. La única y mínima actividad además de algún ciclista muy ocasional fue el tren de la línea a Zaragoza con el que me cruce dos veces, ya que la vía iba paralela a la Vía Verde y se podía ver perfectamente.

 El horizonte se abría mucho y como referente final estaba el parque eólico que dominaba los últimos altos antes de llegar a Barracas que cada vez estaban más cerca. Esa apertura del panorama, sin embargo generaba la sensación de estar siempre en el mismo sitio porque la sensación avance era muy pequeña con esas referencias. Esto sumado a lo que me estaba costando avanzar y lo poco variado del paisaje me hacía sentir a veces que no era posible salir de allí. 

Los molinos son el referente a la vista en todo el recorrido de esta etapa.

Pero los kilómetros iban discurriendo y los molinos cada vez eran más grandes y el paisaje más despejado todavía porque conforme iba subiendo iban desapareciendo los árboles y la línea del horizonte se iba abriendo. Ya estaba llegando a lo más alto y eso se iba notando porque las cuestas se iban alternando con llanos de forma cada vez más frecuente.

El día 26 me llevaron donde me había quedado, a los pies de los molinos y a cinco kilómetros en línea recta del pueblo de Barracas. Si el día anterior hacía viento, esa mañana prácticamente no había más, aire y frio. Comencé a correr mirando el suelo, más que nada para proteger un poco el rostro y emprendí la larga recta. Los llanos se prolongaban hasta donde se perdía la vista, ya cerca con el límite de Aragón. El recorrido era más fácil porque dejó la subida ininterrumpida pero la climatología lo hacia muy incomodo y avanzar era un suplicio porque el viento era todo el viento era todo el tiempo en contra.

Largas rectas a merced del viento sería la tónica de la etapa hasta Albentosa.

La llegada a Barracas no cambió nada la situación. El pueblo quedó a mi derecha por lo que no vi nada ni a nadie. Tampoco daban muchas ganas de desviarse pues las calles se veían desiertas y me quedaba mucho trecho por delante. Una vez más, uno de las pocas actividades que se podían ver era el paso de los escasos trenes de la línea paralela y el rumor, por suerte lejano, de la autopista. Desde que dejé atrás Caudiel, la idea de la España vaciada se sentía como una fuerte realidad. En cierto modo, cuando comencé a correr esta vía verde pensaba que estaría mucho más acompañado a lo largo de todo el camino pero me equivoqué de pleno. Mi recorrido más frecuentado en esta vía era a su vez el más populoso, el que recorre Navas a Segorbe, que además lo era en verano no en invierno. De todas formas, tampoco necesitaba a nadie para hacer mi camino, en cierto modo aquella soledad era una reconfortante novedad.

Aragón me abría su parte de la Vía Verde, de aquí hasta Santa Eulalia quedaban unos 90 kms.

Las largas rectas se iban sucediendo en un paisaje más homogéneo y se me estaban haciendo muy cansadas. Correr contra el viento tanto tiempo seguido te va agotando física y mentalmente, porque al no poder disfrutar igual del recorrido se convierte en una pesadez muy monótona.

Crucé el límite con Aragón sin muchas alaracas y vi de cerca la primera aldea anunciada con un cartel por si te querías acercar, La Venta del Aire, que dadas las circunstancias parecía coña que aún me quisieran vender el ventarrón que estaba padeciendo. Además el cartel tenía las letras desprendidas como si el mismo aire pugnase por llevárselas.



Los kilómetros se enroscaban a mis piernas esa mañana y se resistían a abandonarlas, pero poco a poco me acerqué al destino final de esa etapa, Albentosa. No tenía muy buen recuerdo de Albentosa, porque  de las muchas carreras de montaña descalzo en las que participé fue la única en la que me tuve que retirar porque por la dureza del terreno veía que no llegaba en el tiempo límite. Pero bueno, eran otros días, otras circunstancias. Así que al llegar, me aparté de la vía y llamé para que me recogiesen. Quedaba un gran tramo turolense para correr e incluso disfrutar.

Tramo Caudiel cercanías de Barracas (20 kms)

Tramo, cercanías de Barracas - Albentosa (22,5 kms)


SIGUE EN. Albentosa - Puebla de Valverde - Teruel - Barracas

El corredor viajero. Vía verde de Ojos Negros. Caudiel - Barracas - Albentosa El corredor viajero. Vía verde de Ojos Negros. Caudiel - Barracas - Albentosa Reviewed by evocion on enero 12, 2022 Rating: 5

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