10 años corriendo descalzo
10 AÑOS CORRIENDO DESCALZO
En abril celebro mi décimo aniversario como corredor descalzo. Aún recuerdo vívidamente ese primer día en el que me aventuré a correr sin calzado después de un año de transición utilizando huaraches. Junto a mi hijo y mi sobrino, corrimos unos cuantos cientos de metros en una urbanización cercana a Segorbe, donde las piedras eran escasas y las miradas curiosas de la gente eran lo más complicado de enfrentar en esos primeros intentos.
Las sensaciones fueron increíbles y se han mantenido así hasta hoy. Después de completar 25 maratones descalzo, 21 carreras de montaña, atravesar España corriendo sin zapatillas y participar en numerosas iniciativas para promover esta actividad, siento que he realizado un largo viaje que ahora llega a su fin.
A día de hoy, sigo corriendo descalzo casi a diario, pero se ha convertido en algo totalmente normal para mí y para quienes me rodean. Ya casi nadie se sorprende al verme, y me alegra no llamar tanto la atención.
En un momento, llegué a pensar que el creciente número de pruebas que respaldaban los beneficios del descalcismo llevarían a una adopción más generalizada de esta práctica. Si bien hace diez años los corredores descalzos representábamos solo el 0,0001% del total de corredores populares, hoy en día somos el 0,0002%, o sea, de cuatro gatos hemos pasado a ocho.
Mi optimismo inicial no tomó en cuenta que correr descalzo va en contra de la mentalidad de la sociedad actual, que busca resultados inmediatos y gratificación instantánea. Correr descalzo requiere paciencia y la capacidad de aceptar que el dolor de hoy se transformará en fortaleza en el futuro. A pesar de los claros beneficios, seguiremos siendo pocos los practicantes.
No obstante, esto no es necesariamente malo. La industria del calzado, los calcetines, las plantillas ortopédicas y los tratamientos médicos se beneficia de que la mayoría de las personas no corra descalza. Si todos comenzaran a hacerlo, surgirían otros problemas y sería una pena....
Diez años después, quiero reflexionar y compartir las enseñanzas y beneficios que me ha brindado correr descalzo:
- Superar lesiones crónicas y mantener una práctica de carrera ininterrumpida.
- Mejorar mi velocidad y fuerza en comparación con cuando usaba zapatillas.
- Disfrutar más del acto de correr, haciéndolo más consciente y entretenido.
- Convertir cada carrera en una aventura única e inolvidable.
- Prestar más atención a mi entorno y ser consciente del terreno que piso.
- Conocer a personas extraordinarias y aprender mucho de ellas.
- Profundizar en la experiencia de correr y encontrarle un significado más profundo.
- Comprobar que nuestro cuerpo es mucho más fuerte y resistente de lo que imaginamos.
- Experimentar una metamorfosis positiva, aprender y disfrutar de los resultados.
- Comunicarme con mi cuerpo en movimiento de una manera que me hace sentir más poderoso.
- Demostrar que, incluso después de los cincuenta años, todavía es posible ser disruptivo e innovador.
Y hay muchos más beneficios e ideas que surgen de esta práctica tan natural y directa como pisar la tierra sin intermediarios. Correr descalzo ha sido revelador en muchos aspectos que nunca imaginé.
Celebro estos diez años porque me han permitido disfrutar más de la vida, de mi cuerpo y, en cierto modo, siento que me han convertido en una mejor persona.
¡Que vengan otros diez años más!
Felicidades y a por otros 10 más
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