¿QUÉ ES EL CORREDOR FÉNIX?

La idea de corredor fénix se refiere a los corredores que tras verse abocados a abandonar la actividad de correr por diferentes motivos encuentran los recursos para volver a la actividad cuando parecía que ya podía estar todo perdido en ese aspecto.

Esto se refiere en especial a aquellos corredores de larga trayectoria con un mínimo de cinco años de práctica continua y mucho más.

Normalmente se refiere a aquellos corredores que se ven en la situación de no poder seguir corriendo por razones complicadas de superar: lesiones pertinaces, falta de tiempo por trabajo o cuestiones familiares, desmotivación profunda, enfermedad, etc. Y ese abandono de ser corredor se vive con resignación pero con tristeza.

Por otra parte estas situaciones se ven difícilmente compensadas, porque en numerosas ocasiones no se puede abordar otra actividad deportiva satisfactoria ya sea por los mismos motivos que se abandona correr, o que la que se adopta como sustituta no resulta satisfactoria.

Por añadidura los efectos físicos del abandono de correr suelen ser perjudiciales. En muchos casos van parejos a obtener sobrepeso, desequilibrio de la bioquímica corporal como problemas de exceso de glucosa o colesterol en sangre, más estrés y aparición de otros problemas musculares por la falta de ejercicio.

Por lo general este tipo de situaciones no se suelen dar en las edades más jóvenes y apuntaríamos de forma más general a la mediana y tirando avanzada edad. Creo que la horquilla crítica está entre los cuarenta y los sesenta años. Normalmente los corredores que conozco que sobrepasan los sesenta años y siguen corriendo ya no lo dejan salvo imposibilidad absoluta. Cada cuál que piense qué motivos pueden llevar a esa situación.

La cuestión es que llegados a ese momento en el que muchos corredores se enfrentan a una cuestión existencial, la de SER corredor o no serlo, son los que han llegado a inocular ese elemento existencial en su alma los que acaban convirtiéndose en corredores Fénix.

Ese es un momento crítico en el que muchos corredores mueven todos los recursos mentales, físicos y materiales de los que disponen para salir adelante. Y así, se inicia una búsqueda de soluciones alternativas a lesiones recurrentes, pruebas de material sobre todo calzado distinto al habitual, reorganización del tiempo para entrenar a horas inimaginables para poder conciliar las actividades, buscar metas o retos originales para re-estimular el apetito por recorrer kilómetros, o iniciar la actividad corredora como si se fuese un absoluto novato para no forzar la máquina si se está aquejado de otros problemas. Todo esto y un largo etcétera de ideas para resurgir de las cenizas y reinventarse como corredor de otra forma y manera para que seguir siendo corredor, no solo sea una esperanza sino una certeza.

Desde fuera podría parecer una actitud neurótica u obsesiva, pero esa mirada solo la puede tener quién no entiende la necesidad de los corredores de deslizarse con su cuerpo como único vehículo por la superficie de la tierra sintiendo ese pálpito armónico que te aporta la consciencia de fluidez entre el cuerpo, la mente y el entorno, cuando surge el animal que somos en su dimensión más poética y plena. Esos recuerdos del cuerpo son los más adecuados para encender la mecha que nos impulsa a rescatarnos en un reencuentro emocionante con los caminos, carreteras, calles, playas y cualquier lugar susceptible de ser conquistado a base de zancadas pacíficas que exploran la vida surcando la tierra.

Y sí, los corredores fénix pueden ser contemplados y reconocidos con facilidad en cualquier lugar y en las carreras porque en cualquier circunstancia que se encuentren sonríen mientras sigan corriendo.

¿Y tú, eres un corredor fénix?