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CORRER COMO ACTO DE PROTESTA

 




CORRER COMO ACTO DE PROTESTA

Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que correr es la actividad física más libre que hay. En cierto modo es tan libre que a veces no sabes muy bien cómo abordarla y acabamos disciplinándola para sentir esa necesidad de orden a la que estamos tan acostumbrados. Y así nos sumergimos en planes de entrenamiento muy racionales y disciplinados para llevarnos a batir records personales en competiciones de toda distancia, a usar prendas y calzados supertecnológicos para que nuestro desempeño sea lo más eficaz posible, así como a organizar nuestra ingesta de alimentos en orden a que su combustión resulte efectiva para mover los músculos hacia un objetivo concreto.

Pero correr no necesita de nada en especial para hacerlo. No necesitas un plan, una distancia concreta ni un ritmo determinado. Tampoco precisas una indumentaria en especial, puedes ir descalzo y en pelotas o vestido de esquimal como en la maratón antártica, en cualquier caso puedes correr. Puedes correr en el pasillo de un supermercado, en una playa desierta, poblada, en una carretera de montaña o un sendero que corona la cresta de unas montañas perdidas entre nubes. Puedes correr, por la mañana, por la tarde, incluso por la noche sin nada más que una tenue luz saliendo de un frontal o una linterna. Puedes correr con frío, con calor, con lluvia, viento e incluso puedes correr dentro del agua. Puedes correr despacio, deprisa, al tran tran o incluso de forma intermitente. Y lo gracioso del asunto es que igual estás corriendo, ya lo hagas en una pista de atletismo con un tartán reglamentario bajo unas reglas estrictas que si lo haces en el monte persiguiendo a unos jabalíes que te han destrozado la tienda de campaña. Corres y punto.

Pero como en nuestra cultura se ha establecido desde hace mucho tiempo la necesidad de etiquetar cualquier actividad, hemos entrado a saco a ordenar una actividad tan libre y en general caótica como es el correr. Y así eres corredor profesional o amateur, eres de velocidad, media o larga distancia. Si eres de larga, puedes ser de medio maratón, maratón o ultra distancia. También puedes ser de pista, asfalto o montaña. Dentro de cada una de estas categorías tendrás que usar técnicas de entrenamiento diferentes, tu equipo será adecuado para esos fines y tus objetivos básicos, intermedios y más importantes ya estarán muy definidos. Todos conocemos cuáles son las carreras que nos dan prestigio como corredores en cada especialidad, los referentes de la misma y lo que hemos de hacer para poder “presumir” en cada escenario.

Pero curiosamente tras tanta segmentación, especialización, equipo de morro fino y morro gordo, metas, retos etc. todos hacemos lo mismo. Lo hacemos más rápido, más lento, con más o menos gracia, pero todos repetimos ese gesto tan natural, sencillo, intuitivo, satisfactorio y a la vez tortuoso que es correr.

Cuando corría de jovencito, a finales de los setenta y principios de los ochenta, en los que las carreras populares aún no tenían apenas presencia y la práctica de la carrera en entornos abiertos era muy poco común, había gente que incluso veía ese acto como una ofensa, una pérdida de tiempo y energía que se deberían dedicar a algo más productivo. En realidad, me doy cuenta de que tras tantas décadas para mí y para muchísimos otros corredores que he conocido, correr lo que nos ha proporcionado es una forma de crecer física y mentalmente más allá de convencionalismos para poder ser humanos y auténticos de verdad. Todo un acto de protesta en el encorsetado y absurdo mundo en el que vivimos.


CORRER COMO ACTO DE PROTESTA CORRER COMO ACTO DE PROTESTA Reviewed by evocion on mayo 06, 2024 Rating: 5

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