Los adoquines me marcaron el ritmo y las fuerzas en esta carrera
Mi tercera maratón en tres meses ha sido la más intensa, la más dura y muy satisfactoria. Lo último por haber terminado porque en un momento pensé que no llegarÃa y lo mejor es superar esas circunstancias y conseguir terminar.
La maratón es una carrera que nos pone a todos en nuestro sitio y según sea ésta nos pone antes o después pero siempre lo hace. Llegué a Nápoles con muy buenas vibraciones porque por la información que pude recoger pude ver que el circuito era atractivo y habÃa buen ambiente. Las dos cosas era ciertas, el circuito es una auténtica preciosidad y habÃa mucha animación de público, en ocasiones tanta que a veces no se distinguÃa este de los corredores como se pueden ver en algunass fotos :-9.
Los cuatrocientos y pico corredores que partÃamos para la maratón quedábamos algo camuflados entre los cerca de dos mil que corrÃan la media. Esas circunstancias siempre me habÃan sido incomodas porque los ritmos mezclados de dos carreras resultan algo desoriéntadores. Sin embargo con la guÃa de mi ritmo en el reloj con GPS no habÃa posibilidad de confusión. Asà que fui a un ritmo constante de 5:21 por kilómetro hasta el 27 con la intención de bajar algunos minutos del tiempo que hice en la anterior maratón de Tarragona. Hasta llegar allà todo parecÃa favorable, incluso algunos tramos largos de adoquines los iba sorteando de forma divertida.
Pero al llegar al 27 un tramo ininterrumpido de unos 4 kilómetros de adoquines me destrozó el ritmo y me dejó exhaustos los pies. Muchas partes tenÃan las piedras separadas y desiguales y tenÃa que ir muy concentrado para que no se me quedase atrapado el talón o los dedos. Total, llegué al kilómetro 32 hecho unos zorros y ya no me recuperé. Los últimos kilómetros eras muy favorables pues eran llanos y de asfalto en buen estado pero me habÃa dejado los pies más atrás y los llevaba totalmente machacados. No fue un problema de fuerzas sino de falta de un punto más de dureza en la adaptación. En todo caso poco a poco pude avanzar hasta llegar a la meta y curiosamente me resultaba menos doloroso correr que andar. Asà que al trote cochinero fui acercándome para cumplir mi misión hasta que un colega italiano me rescató en el último kilómetro y me llevó con su animo hasta los últimos metros con la alegrÃa de compartir un momento importante. Cuatro horas y veintitrés minutos que me supieron a gloria, sobre todo cuando poco antes te ves en riesgo de no terminar.
Por lo demás, ésta es una preciosa carrera recomendable para todos los amantes del maratón. Tienen que pulir algunas cosas como la separación del público en las calles peatonales que cuando Ãbamos pocos corredores invadÃan todo el tramo. Por lo demás, un trato exquisito, mucha cordialidad con los compañeros corredores y el público.
Aunque sentà en un momento que peligraba mi proyecto de hacer doce maratones en este año, creo que sin embargo he salido reforzado. Por un lado, los pies incluso en condiciones de dureza importante se recuperan y pueden seguir adelante, no he sufrido en esta ocasión los calambres anteriores y por supuesto ningún tipo de lesión y finalmente, hoy dos dÃas después estoy completamente recuperado. El aprendizaje es que tengo que adaptarme mejor a las caracterÃsticas de los circuitos y olvidarme de los tiempos. En cierto modo estoy en una tercera transición, la del maratón descalzo. Supongo que algún dÃa no será tan importante si piso adoquines o losas de mármol pulido. El tiempo lo dirá.
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Fotos de Maratona di Napoli 2014 |
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