Media maratón de Teruel. Despedida de verano
En medio de la carrera ya era normal ir en solitario |
Este pasado sábado volvimos a la media maratón de Teruel. Y digo volvimos porque nos vimos las caras muchos amigos que repetíamos y otros que iban por primera vez. Los ciento cincuenta kilómetros de distancia a casa no se notaban pues desde la llegada estaba en familia. La gente del club Teruel Parque me trataron con mucho cariño en todo momento desde que llegué hasta que me fui.
El circuito iba a ser el mismo que el año anterior pero la hora de la carrera había cambiado mucho por lo que las sensaciones físicas también lo harían y estábamos teniendo otra ola de calor de final de verano. Mi amigo Angel Abella que también se animó a venir este año, dudaba de si sería buena idea con la temperatura del suelo corre descalzo esa tarde, así que salimos a hacer un test de temperatura del asfalto. Como las sensaciones fueron aceptables nos quedamos tranquilos de que no había riesgo de ampollas por exceso de calor.
La carrera salía y llegaba a la bonita Plaza del Torico que a esas horas estaba muy animada. A las seis de la tarde salimos todos en tromba por la Calle Nueva que bajaba en sus primeros doscientos metros para luego subir. Serían tres vueltas de siete kilómetros y como salíamos junto a la prueba corta de una sola vuelta aquello iba muy acelerado. Yo no me dejé llevar por el tumulto y busqué un tiempo promedio de unos cuatro minutos y algunos segundos por kilómetro que seria capaz de mantener durante las dos primeras vueltas.
El circuito ya lo conocía y no me pillaba de sorpresa en ningún rincón. Eran largas rectas en el trazado nuevo de la ciudad con cuestas más suaves y otro mucho más irregular en la parte antigua con cuestas más pronunciadas. En conjunto un circuito revirado y no muy favorecedor para hacer marcas y esa tarde con el calor reinante menos todavía.
Pasé por el kilómetro catorce en una posición y ritmo estable pero a partir de ese punto me fui desfondando de forma progresiva. Las fuerzas me estaban fallando y al final en los dos últimos kilómetros comencé a marearme. Me sorprendieron esas sensaciones porque hacía muchos años que no sentía ningún tipo de mareos en carrera. Lo achaqué al mucho calor combinado con la dureza del trazado. Así que intenté serena aún más la marcha para llegar a meta de una pieza. No me pude quitar la sensación de mareo pero pude controlarlo, así que ya pisé la alfombra azul de la plaza con la alegría de no haber tenido que retirarme, algo que no descarté minutos atrás.
Con la animación de la llegada, unas buenas rodajas de sandía y unos cuantos zumos recuperé el resuello enseguida y me di cuenta de que estaba entrando en deshidratación. Una media maratón a ritmo intenso con tanto calor puede resultar arriesgada y acababa de comprobarlo. Por lo demás, estaba muy entero y físicamente intacto por lo que dentro de lo que cabía no estaba tan mal. Había perdido diez minutos del tiempo que había hecho el año anterior lo que me daba la medida de lo duro que había sido ese día.
Mi amigo Angel, también perdió varios minutos pero aún alcanzó una tercera plaza en el podium de se categoría, así que aún tuvimos motivos para una celebración posterior.
Al final, me quedó con la suerte de haber podido volver a participar en una carrera con tanto encanto y en la que se nota el mimo a los participantes. Espero volver el próximo año.
Media maratón de Teruel. Despedida de verano
Reviewed by evocion
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septiembre 24, 2018
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