El corredor viajero. Vía Verde de Ojos Negros, corriendo para terminar 2021
Corriendo por las trincheras excavadas en piedra cerca de Santa Eulalia. |
El corredor viajero. Vía Verde de Ojos Negros, corriendo para terminar 2021 (Primer día)
Vuelvo a mis orígenes en este blog para terminar el año. El pasado 23 de diciembre comencé a correr desde Albalat dels Tarongers (Valencia) la ruta de la Vía Verde de Ojos Negros hasta Santa Eulalia (Teruel). Me salieron 174 kilómetros de gran intensidad y belleza. La intensidad consistió en días de viento y frío y la belleza se fue apareciendo en paisajes y rincones impresionantes.
La Vía verde de Ojos Negros recorre el antiguo recorrido del ferrocarril minero que llevaba el carbón desde las citadas minas turolenses a los altos hornos de Sagunto. Desde mediados de los setenta dejó de utilizarse y poco a poco otras instalaciones, públicas y privadas fueron comiéndose su trazado, sobre todo por la parte de Valencia. Ahora es casi imposible de recuperar su trazado original entre el Puerto de Sagunto hasta llegar a su arranque oficial en Albalat dels Tarongers. Sin embargo más de dos tercios del recorrido sí que ha podido trasladarse al trazado auténtico del antiguo ferrocarril y también son las partes más interesantes. Hay que tener en cuenta que al ser un antiguo ferrocarril industrial no existía ningún interés en aproximarse a los núcleos poblacionales (aunque a veces lo hace porque no hay más remedio) y pasa por lugares muy poco frecuentados. Esto supone que en muchos kilómetros la sensación de soledad es permanente durante horas lo que para los corredores puede resultar un aliciente cuando no quieres problemas de tráfico, etc.
Lo habitual y que suele hacer la mayoría de la gente es que se traslada a Santa Eulalia en tren y ya bajan desde allí hacia el mar. Y digo bajan, porque la estación minera de Santa Eulalia está a unos mil metros de altura que se van descendiendo progresivamente hasta llegar al final del recorrido. Sin embargo, yo preferí hacer el recorrido a la inversa, subiendo. A mí siempre me ha resultado más motivador subir que bajar y lo bueno que tienen las vías verdes es que su pendiente siempre es muy suave lo que hace que esta nunca sea una barrera. La contrapartida es que las vías verdes siempre tienen un recorrido mucho más largo para llegar al mismo punto porque necesitan dar más rodeos precisamente para que la pendiente nunca sea muy fuerte, por lo que las referencias que uno puede tener de forma previa para llegar a un sitio se pueden ver trastocadas.
Lugar en el que comienza (o termina) oficialmente la Vía Verde, en Albalat dels Tarongers. |
Escogí este recorrido por varios motivos. Ya conocía parte del mismo, sobre todo la parte valenciana hasta el límite con Teruel y me apetecía completarla. La distancia que me ofrecía alrededor de unos 170 kilómetros me parecía ideal para hacer un viaje en modo corredor para unos pocos días estas vacaciones de Navidad. Gran parte del recorrido podría hacerlo sin mover mi base ya que en esos días residía en Segorbe que se sitúa en el primer cuarto del recorrido, de esta forma las tres primeras etapas, unos setenta kilómetros los haría sin tener que ir cambiando de lugar para dormir. Lo único que me preocupaba era el clima que haría esos días una vez entrase en Teruel, pues el cambio es muy brusco y si las temperaturas bajaban mucho podría resultar demasiado duro.
Afronté el trayecto con el objetivo de hacerlo en una semana a una media de veinticinco kilómetros para avanzar lo suficiente sin agotarme. Además en este tipo de recorridos me lo tomo más en plan turístico que deportivo, ya que las paradas son muy frecuentes cuando hay algo bonito que ver o fotografiar. Por ello, los tiempos se dilatan mucho más de lo que sería habitual en un entrenamiento corriente, pero es que no se trata de entrenar sino de viajar corriendo. Es el trayecto ideal para unas vacaciones corredoras, avanzando por las mañanas y descansando en lugares interesantes por las tardes.
En este caso, no corrí descalzo, pues las Vías Verdes suelen estar tapizadas de una alfombra de grava de lo más agresiva o de un asfalto tan deteriorado que es como correr sobre una alfombra interminable de cuchillas. Y como decía, se trataba de hacer un recorrido relajado por un recorrido precioso, no un reto atlético, así que para sortear esa superficie tan agresiva y poco natural me calcé los huaraches que suelo llevar en mi vida cotidiana, con los que terminé el recorrido sin ningún tipo de molestia.
Comenzamos.
Primer día. Albalat dels Tarongers - Segorbe (Masía de Valero). 27 kms.
Mi suerte es que he contado todo el tiempo con el apoyo de mi pareja para desarrollar esta actividad, así que me dejaron y recogieron casi todos los días en los puntos de salida y llegada del recorrido. La alternativa es terminar corriendo un tramo más hasta la población más cercana, algo que en alguna ocasión puede suponer varios kilómetros.
Así que el 23 de diciembre iniciaba el recorrido en este pueblo de la provincia de Valencia en dirección hacia la comarca del Alto Palancia y más en concreto a Segorbe. Este era un tramo que ya había recorrido antes en entrenamientos para hacer la maratón por lo que no suponía ninguna sorpresa. Además, y aunque me sepa mal decirlo, es el menos interesante de todo el recorrido. Esto es debido a que muchísimos tramos del recorrido original de la vía se los ha comido la autopista u otro tipo de intervenciones urbanísticas de los pueblos colindantes. Por ello, el trayecto iba evolucionando constantemente entre caminos, carreteras, calles de urbanizaciones, polígonos industriales y de vez en cuando en tramos más o menos largos de la vía original. Esas circunstancias afean mucho el recorrido porque los tramos están casi todo el tiempo pegados a la autopista u otras carreteras con lo que la sensación de hacer un camino "verde" se pierde casi todo el tiempo. Solo en algunos momentos consigues tener la sensación de que estás en un camino diferente y estás haciendo otra cosa que ir por caminos o carreterillas corrientes.
En esas circunstancias correr se hace algo pesado porque tienes que estar muy pendiente de los cruces constantes que van surgiendo. De hecho, cerca de Torres Torres me despisté y me fui por otro lado lo que me supuso un pequeño rodeo de kilómetro y pico. Lo único bueno es que a diferencia de tramos posteriores, el recorrido te tiene muy entretenido todo el tiempo, por lo que no se hace nada monótono. Incluso daba para anécdotas como que el conductor de un vehículo se detuviese para saludarme y preguntarme si me acordaba de él, que resultó ser un antiguo alumno. Por una vez, me paran para preguntarme por algo diferente de correr descalzo o en huaraches.
Lo bueno de correr viajando o viajar corriendo es que lo que no te interesa lo vas pasando más rápido y con paradas y todo, la media del trayecto fue la más rápida de todas las posteriores, algo bastante significativo en relación con lo que comentaba antes.
Mi recomendación es que este trozo, aunque tiene algunos puntos de interés, os lo podéis saltar porque, en general, no aporta más que kilómetros vacíos de interés y en ocasión con bastante mareo.
Segundo día. Segorbe - Caudiel. 22 kms. (Continuará)
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